
Bueno, hoy no hay poemas, ni depresión…esa fase de mi vida ya pasó, y él que dijo que el tiempo lo cura todo tenía razón. Por lo pronto no me he vengado de aquella mosca muerta, de la que les hablé antes, y de su acompañante, pero, se que tendrán lo que se merecen, mi amiga vida les dará lo que merecen.
Por ahora estoy en exámenes y la vida cotidiana me da constantemente impulsos para seguir adelante…además tengo nuevos amigos, uno conocido y otro por conocer…aunque pensándolo bien los dos son desconocidos, en fin.
Bueno, lo que les traje hoy es un sueño algo interesante que tuve una mañana…
Todo comienza de forma extraña, como la presentación de una serie de televisión. En primer lugar tenemos el título de la serie “La Anticaperucita, su monja y su cura” en letras rojas y en cursiva en medio de la pantalla… y en cuanto al título, como le dije a mi amigo, pregúntenle a mi subconsciente… Luego se ve que alguien bota un cuento de Caperucita Roja en un tacho de basura dentro de un despacho antiguo y en el muro de esa oficina están colgados muchos retratos pequeños y hay un letrero de neon en medio de estos cuadritos.
Luego, la serie empieza pero no es algo normal. Estoy yo como espectadora dentro del capítulo y me encuentro en la mitad de algo así como un lugar de oración oscuro. Yo me encuentro en una posición elevada en relación a una monja relativamente joven,con hábito de color oscuro, no se si negro o café, con velo y filo blanco, que está a mi derecha y un cura franciscano de pelo blanco, con ese sombrero en forma de melón, a mi izquierda, cada uno hincado cerca de un gran portador de velas blancas que iluminan la oscuridad. No hay imágenes de Jesús o la Virgen María, solo velas, paredes y piso de roca.
La monja está hincada en el piso de roca, y reza fervientemente. Su hábito se riega en el piso y no deja ver sus pies. De repente veo como una gran chispa de fuego cae de una de las velas que están junto a ella y el hábito comienza a quemarse y cuando ella se da cuenta, ya no hay remedio, comienza a agitarse y a gritar pero en menos de unos dos minutos lo único que queda es un anillo de ceniza negra en el piso.
Yo me quedo perpleja ante tal espectáculo y me hubiera parecido algo tétrico y extraño pero de repente el cura, que se levantó con los gritos, empezó a gritar señalando a la pila de ceniza con el dedo índice:
- Ah! Así es como morirán los pecadores, arderán en llamas… -
Y mientras decía el discurso acerca del mal y todo eso, una gran chispa de la vela salta hacia su hábito, que era bastante largo, y empieza a quemarse también. Como yo era la espectadora, vi la chispa saltar y vi las llamas apoderarse del cura, pero no hice nada, nunca supe si podía, de todas formas el discurso acerca de los pecadores no era agradable y me pareció justo que le sucediera lo mismo. Comencé a sonreír. Cuando se dio cuenta que estaba en llamas ya no tuvo remedio. Al igual que la monja comenzó a agitarse y a gritar pero en un rato lo único que quedaba del cura era una pila de ceniza negra.
En ese momento me desperté, estaba sonriendo, de hecho estaba riéndome…es decir, el cura se quemó mientras decía ese aburrido discurso, a la pobre pila de ceniza de la monja muerta, que según él era pecadora, ja ja ja…al final los dos murieron de la misma forma.
¿Profético? ¿Sádico? ¿Gracioso?
¿?
Ustedes tienen la respuesta…
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